30 de septiembre de 2015

Diario de un niño de fútbol base: "Mi propósito: Divertirme"

"Querido diario, hoy vengo a relatarte cómo me está yendo esta temporada. Primero tengo que confesar que he pasado temporadas pasadas en las que el fútbol no me aportaba cosas positivas. No me refiero en cuanto al terreno de juego porque ahí contaba con minutos, tenía buenos compañeros, un buen entrenador; sino al tema anímico. ¿Por qué? Esa es la cuestión... Veía como tenía compañeros que eran más buenos que yo y que todos hablaban maravillas de ellos, incluso deseando que llegasen a jugar en Primera División y claro, yo también quería que hablasen de mí.”
“Me pasaba horas preguntándome ¿Por qué? Sin encontrar ninguna respuesta. Todo esto cambio un día cuando me preguntaron ¿Para qué juegas a fútbol? ¿Cuál es tu propósito? Pude comprobar que se me ocurrían varias respuestas para esas preguntas. Respondí que jugaba para aprender y mejorar para llegar, como propósito, a Primera División. Entonces, esta persona me dijo que mi propósito tenía que ser divertirme aprendiendo en cada entreno y partido. También me comentó que a Primera llegan los que nacen con talento y trabajan a diario para pulirlo; ahora era una utopía tener ese objetivo."

"A partir de ese día, mi vida ha cambiado, ya que disfruto con todo lo que hago. ¿La razón? Nunca más me volví a preguntar ¿Por qué? sino ¿Para qué? Además, he modificado mi propósito y ahora sólo quiero divertirme trabajando con todo lo que hago"

4 de mayo de 2015

Diario de un niño de fútbol base: “Mis compañeros me dieron el título”

“Querido diario, hoy quiero narrarte lo que me sucedió el fin de semana pasado. Llegaba el partido por el cual todos habíamos luchado y merecido toda la temporada. El sábado encarábamos la final del campeonato de nuestra comunidad. ”

“Cómo podrás imaginarte, cada día que pasaba, más nervios teníamos todos los integrantes del equipo. Durante la semana soñaba con dar el último pase, marcar el gol que nos diera el título o, incluso, llegue a pensar que si perdíamos no pasaba nada; ya era un premio haber llegado hasta allí. Parecía que jamás llegaría ese día, pero vino y no de la forma que me lo había imaginado.”

“El partido transcurría bien, mientras yo me moría de ganas por entrar y aportar lo que había estado soñando toda la semana. Pasaban los minutos y se acercaba el final del encuentro. Yo seguía nervioso en el banquillo esperando mi oportunidad, aunque cada vez, mi ilusión iba a menos.”

“Pasados los minutos que le restaban a la final, lo único que pude hacer es irme corriendo a la caseta a llorar. El entrenador no me había puesto ningún minuto. Todo lo que había soñado durante la semana se quedó en eso, un sueño. Ni si quiera me dio la oportunidad para fallar.”

“Mientras, mis compañeros disfrutaban con el partido yo me iba a casa sin parar de llorar ¿Qué he hecho mal papá? ¿Por qué mamá? No podía parar de pensar en ello hasta que recibí el mayor de los títulos posible. Varios compañeros de mi equipo me llamaron para ver cómo estaba y animarme.”

“No habré jugado ni un minuto de la final pero si de algo estoy feliz, es de tener a los compañeros con los que tengo el honor de compartir vestuario. A casa me llevo el mayor de los títulos, el valor del compañerismo”

Aquí hay dos lecturas, primero y cómo he descrito otras veces, no se puede dejar a un niño sin competir en un partido, independientemente del nivel que tenga. Todos merecen tener las mismas oportunidades, son niños.

La segunda es la de enseñarles a los peques a ser compañeros por encima de todo. Valores como la educación, respeto y compañerismo deben estar presentes en cualquier enseñanza diaria.

Ayoze Rguez

20 de abril de 2015

Informe Robinson: España, país de fútbol

Esta vez quiero recomendarles un precioso "documental" que no podéis dejar de ver sobre lo que ocurre cada fin de semana en nuestro fútbol.

https://www.youtube.com/watch?v=kvY5qAbr6ms

https://www.youtube.com/watch?v=NKITtseFIn8

Diario de un niño de fútbol base: “Una derrota que vale más que cualquier título”

“Querido diario, hoy vengo a relatarte mi experiencia el fin de semana pasado. Para empezar debes saber que, en el equipo de fútbol base que estoy, dispone de sólo ocho jugadores para una competición dónde juegan siete. Cada semana este problema se soluciona fácil, ya que, nadie ha faltado y han subido uno o dos de otra categoría. No había existido ningún problema.”

“Pero llegó el día. Cuando llegamos a la caseta, el entrenador nos dijo que sólo íbamos a jugar con seis. Dos, uno de nuestro equipo y otro de los que iban a venir a reforzarnos, estaban malos. Los comentarios en la caseta era “hoy nos meten diez” “Ellos vinieron con diez, ¿para qué jugamos si vamos a perder?” El entrenador nos decía que saliéramos a hacerlo lo mejor posible y que disfrutásemos cómo lo hacíamos en semanas anteriores. Pero ninguno era consciente de lo que iba a pasar.”

“El partido comenzó con seis para seis, el entrenador del otro equipo le dijo al nuestro que lo importante en estas categorías era el aprendizaje de buenos valores y que no le gustaba competir en desigualdad de condiciones. Aún así, al no tener cambios seguíamos pensando que no íbamos a poder ganar el partido.”

“Nuestra sorpresa llegaría al acabar el encuentro. Ganamos y lo celebramos como nunca. Aunque pensándolo bien, el entrenador del otro equipo pudo haber conseguido una victoria fácil y prefirió que jugásemos en igual número. Pero sus jugadores no estaban enfadados, en cambio, él los estaba felicitando por el partido que se habían jugado. Al final nuestro entrenador y nosotros, nos pusimos a aplaudirles por la buena actitud que habían tenido.”

Seguimos cometiendo el error, en el fútbol base, de querer ganar por encima de todo. Hay entrenadores que les da igual si en el rival sólo hay seis, siete o cinco. Es más, alguno desea que haya algo de fortuna para intentar conseguir un título o a saber qué.

Por el contrario, hay otros entrenadores que si se fijan en si el equipo contrario tiene menos jugadores que los reglamentarios. Si es así, aprovechan para enseñar a sus niños a competir en igualdad de condiciones. Lo importante en estas categorías es que reciban un aprendizaje basado en buenos valores y no en base de escachar al de al lado.


Ayoze Rguez

15 de abril de 2015

Entrevista a Juany García Navarro, psicologa deportiva de la UD Las Zocas

Para iniciar la entrevista, ¿Nos puede hablar un poco de usted?

Mi experiencia profesional en el deporte comienza en el primer equipo de la UD Ibarra de la Tercera División canaria, posteriormente en UD Granadilla Tenerife de la Segunda División Nacional de fútbol femenino, y UD Las Zocas (base y primer equipo) también de Tercera, también he colaborado a lo largo de la presente campaña con el Raqui San Isidro de Preferente. He participado en Clínics como el de Soloporteros, he publicado artículos en diferentes publicaciones relacionadas con el deporte y tuve una sección de divulgación de la Psicología Deportiva en Radio Marca Tenerife.

Actualmente trabaja para un equipo amateur de la Tercera División grupo 12, ¿Cuáles son sus funciones?

En la UD Las Zocas soy empleada del club, es decir, trabajo con el equipo de Tercera pero también con el resto de equipos que componen la base a petición de sus entrenadores. Podríamos decir que trabajo con los padres en una serie de talleres de sensibilización, con los equipos y también con los entrenadores del club.

¿Cómo se planifica el trabajo sicológico semanalmente dentro de una plantilla que no es profesional?

En el caso del Tercera, el Cuerpo Técnico tiene planificado los entrenamientos. En función de los objetivos que marcamos a principio de temporada, la evolución de los jugadores y también las características del rival, priorizamos el trabajo de unas variables psicológicas sobre otras.

¿Es más fácil trabajar sicologicamente un equipo que lucha por el ascenso o que pelea por la permanencia?

Cada jugador es distinto, cada equipo es diferente y también el momento de la competición en el que te encuentres. A priori el ascenso puede resultar más atractivo pero si no se refrescan los objetivos, se trabaja la cohesión grupal, la cultura del esfuerzo, etc. se puede “perder el camino”, sea éste salvación o ascenso.

¿Qué diferencias considera que hay entre trabajar con chicos/as jóvenes y veteranos/as apunto de la retirada?

Si el equipo es de base, es decir que está compuesto exclusivamente de jóvenes o niños, a parte de la competitividad no podemos olvidar la parte formativa, hay que enseñarles a jugar y también formarles en los valores del deporte. La mayoría de primeros equipos unen veteranía y juventud, y considero que es muy enriquecedor para ambos grupos, los más jóvenes aportan esa ilusión extra al equipo y los veteranos les aportan conocimiento y experiencia a los chicos.

Un entrenador con años de experiencia, ¿puede ser un buen sicólogo en la vida?

A menudo se confunde psicólogo con amigo, compañero, camarero que escucha en la barra, etc. Un psicólogo no es ninguna de esas cosas, aporta conocimientos
específicos y no opiniones o anécdotas. El psicólogo no debe realizar las funciones del entrenador, ni el entrenador las del psicólogo… del respeto y trabajo conjunto se beneficia el equipo.

Hablando sobre fútbol base… ¿A qué se deben tantas agresiones y problemas en el fútbol base actual? ¿Qué solución ve a dichos problemas?

Creo que estamos inmersos en una cultura de la inmediatez, de la individualidad, del éxito a cualquier precio. En partidos del deporte base podemos escuchar gritos desde la grada, la presión por ganar de cualquier manera, el fanatismo, el énfasis en el resultado… estamos dejando atrás los valores, los verdaderos beneficios que aporta practicar deporte, y en esa obsesión y esas conductas aparecen los comportamientos indeseables.

En mi experiencia en los talleres con los padres y madres de deportistas, cuando les explico que su manera de comportarse tiene una influencia, un efecto directo en sus hijos, percibes que muchos no eran conscientes de que ese “comportamiento de la grada” puede generar una serie de problemas en los niños. Creo que es muy importante que los clubs organicen este tipo de charlas de sensibilización que ayuden a los padres y entrenadores, dotándoles además de pautas de comportamiento para antes-durante-después de los partidos.

¿Cree que el entrenador en la base, debe ser un buen sicólogo?

No confundamos “tener mano izquierda” o “tener paciencia” con ser psicólogo, son cosas muy diferentes. Un entrenador debe estar formado adecuadamente pero desde luego no necesita ser psicólogo, sin embargo es muy beneficioso que los clubs cuenten con uno, y así los entrenadores pueden apoyarse para mejorar determinados aspectos como por ejemplo sus habilidades de comunicación, o consultar sus dudas con respecto al trato de los niños y sus familias.

Es la propietaria del blog http://www.juganas.com/ , ¿nos puede hablar sobre qué se puede encontrar el internauta en él?

En mi blog combino 2 tipos de artículos: más teóricos, en los que intento acercar al público general algún concepto o teoría de la psicología deportiva, y otros en los que analizo algún suceso deportivo (un partido, una competición, etc.) desde la óptica de la psicología. También tengo colgados todos los programas que hice en Radio Marca por temática, hay una sección de colaboraciones con otros profesionales y otra de frases motivacionales de deportistas y entrenadores.

Y para finalizar, si quiere añadir algo que no se haya dicho en la entrevista...

El deporte tiene componentes: físico, táctico/técnico, y psicológico; contar con un cuerpo técnico multidisciplinar que cubra estos 4 puntos se traduce en sacar un mejor rendimiento del equipo. Es el modelo más usado en la élite y afortunadamente va avanzando a categorías semi-profesionales y amateurs.

10 de abril de 2015

¿Educamos el entrenamiento invisible?

Todos sabéis, y sino ya se lo recuerdo, que cuando hablamos de "entrenamiento invisible" nos referimos a la alimentación, el descanso y el sueño de nuestros futbolistas o de nuestros hijos. ¿Cómo entrenadores o padres, nos preocupamos de enseñarles qué es lo correcto sobre ello? No sé si estáis al tanto de todos los niños que los equipos peninsulares se están llevando. Pues una pequeña parte de ellos, acaban regresando porque no consiguen adaptarse a la serie de normas que conlleva el estar en un equipo profesional y con aspiraciones de jugar en primera o segunda. Debemos tener claro que si queremos que nuestro hijo o futbolista pueda llegar a lo más arriba posible, este tipo de entrenamiento no lo podemos dejar de lado en nuestra planificación de la temporada o en la educación hacia nuestro hijo. En Canarias tenemos un problema bastante grave y es la tasa de obesidad que hay, por ello, debemos hacer hincapié en el tema de la alimentación. Los otros dos aspectos se pueden tratar de igual forma aunque tienen diferentes significados, hablo del sueño y el descanso. Ya los expertos dicen que es aconsejable dormir una cantidad mínima de 8 horas. En cuanto al descanso, es importante que un niño descanse lo suficiente antes de un partido, entrenamiento o cualquier actividad, dependiendo del tiempo que le vaya a dedicar a esa actividad. Teniendo en cuenta estos aspectos debemos empezar por introducir la enseñanza del "entrenamiento invisible" en nuestro fútbol base o con nuestros hijos. ¿De qué forma? Pues los clubes, un equipo o los padres pueden ponerse en contacto con algún experto (un médico, un nutricionista,...) que les pueda dar una charla, tanto a los chicos como a los mismos padres. Otra solución es darles a los jugadores una hoja donde se especifiquen la dieta a seguir los días de partido y de entreno.

No dejemos el problema pasar hasta perder el control sobre él. Aprendamos y documentémonos los mayores sobre ello para luego poder enseñar a los más pequeñines.

Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “Mi primera vez”

“Querido diario hoy te escribo para relatarte como fue mi primera vez que fui a ver este deporte. Mi padre me llevó a ver un partido de su equipo cuando yo era algo más pequeño. Recuerdo a mi padre advertirme que iba a ver a su equipo pero que cuando yo tuviera uso de razón ya tendría tiempo para elegir de qué equipo ser. En ese sentido, mi padre no era de los que me cogía y, acabante de salir de la cuna, me compraba la equipación de su equipo favorito; esperaba a que algún día le dijese cuál era mi conjunto favorito para comprarme la ropa y llevarme algún día a su estadio.” 

“Volviendo al día del partido, recuerdo que después que aparcamos el coche y de camino al estadio, veía a un montón de gente con la camisa de un mismo equipo, bufandas, gorras, banderas,… Algunos iban cantando canciones raras, otros comentaban cosas sobre el choque o los jugadores. Yo caminaba cogido de la mano y en ese momento, tirándole de ella, le pregunté a mi padre que por qué iban todos con la misma camisa y por qué cantaban canciones tan raras. Entonces él, empezó a explicarme que todo lo que llevaban era para animar al equipo que iban todos a ver y que esas ‘canciones raras’ que yo llamaba tenían un nombre y se les decía cánticos.”

“Cuando llegamos al estadio me acuerdo que me quedé con la boca abierta y dije ‘¡oh! ¡Qué grande!’ Allí había mucha gente. Y no sabía con lo que me iba a encontrar ni si iba a disfrutar o no, pero lo cierto es que ya notaba un cosquilleo en la barriga porque tenía ganas de entrar al campo y que empezara el partido. Ya dentro de él seguía con la boca abierta, aquello era enorme, no me salían las palabras. Acompañé a mi padre al asiento y mientras me iba explicando lo que era un gol, una falta, en fin, las normas básicas del fútbol. Aunque siendo sincero yo no podía quitar mis ojos de todo lo que tenía alrededor.”

“Recuerdo que mi padre me decía que la gente se iba a poner a decir muchas palabrotas, las cuáles yo tenía prohibido repetir. Yo le pregunté que por qué decían eso si eran palabrotas y eso no se podía salir. Él me contestó que los aficionados utilizaban ese lenguaje más bien como medio de desahogo pero me insistía que eso eran malos hábitos que yo jamás debía aprender. Si tuviera que decir cuál fue el mejor momento yo diría que el del gol. Estaba hablando con mi padre cuando, de repente, saltó a la vez que todos los aficionados gritando gol y sin parar de saltar. Yo por un momento me quede perplejo mirando alrededor, entonces él me cogió en brazos y pude ver todo el estadio en pie y los jugadores celebrando el gol. Miré a mi padre y los dos gritamos gol y nos fundimos en un fuerte abrazo.”

“Al final del encuentro salimos y pude ver a dos personas, una con la misma equipación que mi padre y la otra llevaba la del equipo contra el que jugaba; a lo que me dijo ‘ves hijo, pase lo que pase dentro del estadio al final todas las aficiones son como amigos.’ Luego mi padre me cogió en brazos y me dijo que si quería sacarme una foto con el que había marcado el gol, a lo que o con una sonrisa de oreja a oreja le dije que sí con toda la ilusión del mundo. Esperamos hasta que los jugadores salieron y, en efecto, mi último gran recuerdo fue que me fui con una foto en los brazos del goleador del partido.”

“Ahora soy yo el que juega al fútbol y que sigue diciendo a su padre de ir al estadio. Siempre que estoy jugando y veo que la gente se pone a insultar o que hay aficiones que se pelean me vienen las palabras que en ‘mi primera vez’ me dijo mi padre y digo ¡Qué pena que esas personas no tuvieron el mismo padre que tuve yo!”
Esto es un ejemplo de la educación de los buenos valores que se les debe dar a los niños desde muy pequeños.


Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “¡Ese es malo!”


“Querido diario, después del tiempo estival vuelven las competiciones de fútbol. Con ello y, por desgracia, vuelven los diversos problemas relatados en anteriores hojas del diario. A eso le tengo que añadir algunos que me están ocurriendo temporada tras temporada y que relataré en diferentes hojas, a lo largo del año futbolístico. Hoy les traigo algo que suele sucederme cada fin de semana que juego fuera, y muy raramente, algún que otro partido en casa.”

“Para empezar he de decir que cada partido se me hace muy duro de jugar debido a los comentarios que recibo desde la grada. No es sino ir a robarle el balón a un jugador rival y oírse a los padres del otro equipo gritar al jugador que lleva el balón (generalmente, el padre del niño que tiene el balón): “Báilalo, ¡que ese es malo!” “Encáralo, ¡Ese no corre!”. Pero sus descalificaciones hacia mí no acaban ahí. Cuando recibo un pase y me dispongo a devolverlo o simplemente levanto la cabeza para ver dónde están mis compañeros vuelven las descalificaciones (generalmente, animando al niño del otro equipo que me presiona): “¡Vete que ese es malo!” “Ese no sabe pasarla”. Ya si fallo en esa jugada, del comentario pasan a la risa por haber errado. Y claro, con todo lo que escucho, pues a mí me entran los nervios, la desgana por jugar, las ganas de que se acabe el partido,…”

“¿Qué hago? Creo que voy a olvidarme de jugar al fútbol porque lo que yo pensaba que era un método de entretenimiento cada fin de semana acaba siendo un método de llegar derrumbado a casa pensando en que los padres tienen razón con lo que gritan. Soy malo y no sirvo para este deporte”

Una vez más, los padres como protagonistas de una historia, que se repite fin de semana tras fin de semana; campo tras campo. Al final los niños acaban por derrumbarse porque no dejan de recibir descalificaciones hacia su nivel de juego, cuando no es así.

Muchos padres, para “premiar” a su hijo o su jugador, lo hacen a través de desprestigiar al rival sin saber el daño que le estamos haciendo. Pero en algunos casos la cosa es muchísimo más grave. Se han dado casos que son los propios entrenadores o algunos directivos los que hacen este tipo de comentarios. Aunque creamos que no, eso se le va metiendo al niño en la cabeza y al final acaban dejando el deporte en el que una vez se apuntaron PARA DISFRUTAR.


Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “¿Para qué juego si mis padres no se fijan en mí?”

Querido diario, te escribo para contarte lo que me pasó en el último partido que jugué con mi equipo. Antes de llegar al campo, mis padres hablaban con los demás sobre lo que podía llegar a suceder allí. Unos esperaban que el árbitro no nos pitara en contra. Otros, deseaban que el entrenador pusiera a su hijo a jugar mucho tiempo, incluso por encima de otro de mis compañeros. Lo cierto es que cuando llegamos al campo, todo el equipo nos dirigimos a la caseta con muchas ganas e ilusión por jugar.”

“Saltamos al campo y cuando el árbitro va a dar el pitido inicial escucho como algún padre grita “¡Árbitro! Mira a ver lo que vas a hacer hoy”. También puedo oír entre murmullos el cabreo de algunos padres y madres porque su hijo está de suplente. Pero las quejas no acaban ahí, desde mi posición escucho como se quejan de los cambios. “¿Por qué quitas a ese si es el mejor? ¡Muchacho, saca a fulanito!” Mientras, nuestro equipo gana el partido a uno de los que mejor está clasificado. Al finalizar, el entrenador nos felicita por el gran partido que hemos realizado. Yo me voy muy contento porque, aparte de haber ganado, he marcado un gol.”

“Dada mi felicidad, me intento cambiar lo más rápido posible para llegar a mis padres y decirles que si me vieron cómo marqué el gol. Cuando llego a su altura, ni siquiera me da tiempo a hablar, los noto enfadados. “¿Papi viste mi gol? ¿Tú gol? ¿Por qué el entrenador sólo te puso a jugar ese tiempo? ¡Tú viniste a entrenar cómo los demás! ¡Al otro niño lo puso todo el partido y a ti te cambió cuando quedaban diez minutos! ¡Encima el árbitro pitando en contra, parece que lo hacen adrede! ¡El próximo día no te llevo a entrenar a ver si juegas todo el partido! Lo bueno fue el rato que pasamos allí con los demás padres” En un momento perdí toda la sonrisa que traía por el resultado y por mi gol. Yo pienso, ¿Para qué juego si mis padres no se fijan en mí?

No debemos olvidarnos que nuestro hijo es el protagonista en cada partido. Ellos mueren de ansias de ver cómo sus padres han visto su partido y se han quedado con las cosas buenas que ha hecho. También esperan que, de buena manera, le digan las cosas que tiene que mejorar. Gracias a que él practica deporte, nosotros podemos conocer nuevos compañeros, ir a lugares que jamás habíamos ido; en fin, vivir muchas experiencias junto a otros padres. El verdadero protagonista, en cada partido, es el niño. Lo otro debe estar en un segundo plano.


Ayoze Rguez

Diario de una niña de fútbol base: “¡Y todo por ser quién soy!”

“Querido diario hoy vengo a narrarte lo que me ha pasado esta temporada. Soy una niña que juega en una de las categorías base de mi pueblo. Futbolísticamente, a pesar de llevar poco tiempo, puedo decir que se me desenvolver de una forma aceptable sin ser nada del otro mundo. En lo que respecta al equipo, hemos tenido un año regular. Todos estamos contentos con nuestra temporada porque hemos rendido por encima de lo que inicialmente se esperaba.”

“Bueno todos, menos yo. Estoy desilusionada por el trato que he recibido por parte de varias personas relacionadas con el equipo. El primero el entrenador, que en varios entrenamientos, sobre todo cuando hacía algo mal me decía ‘Así no se hace, hazlo como un hombre. Por ejemplo como lo hace fulanito’. Pero para comentarios, los llegados desde la grada ‘Que la falta la tire otro que tendrá más patada’, o si me hacían una falta ‘¡Eh! Que es una niña’, o si hacía un regate ‘¡Irás fulanito! Te ha regateado una niña’; todo ello seguido de risas de burla. Sin embargo, algunos comentarios llegan a más. Algunos me preguntaban si no me gustaban más las muñecas, porque para el fútbol se necesitaba más fuerza. ¡Y TODO POR SER NIÑA!”

“Y yo digo, cuando nos enfrentemos a un equipo íntegramente de niñas y nos ganen, ¿qué pasará? Pues no lo sé, pero ese día seguro que dejo de ser la niña del equipo para considerarme como un niño más cuando hablen de nosotros.”

Hay que tener cuidado porque cada vez se ven más comentarios machistas en el fútbol base. Ya sea cuando hay una niña en el campo o porque una mujer quiere entrenar a un equipo. Para este último caso existen personas que piensan que una mujer nunca estará cualificada para entrenar a un equipo de fútbol. A toda esa gente recordarles, por ejemplo, que a nivel nacional al Rayo Vallecano se les conoce más por su equipo de chicas que por el de primera. A nivel de Canarias, está el Tacuense que está trabajando bien, haciendo que su base tenga equipos íntegramente de niñas. Erradiquemos el machismo de nuestro fútbol y nuestras vidas.


Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “¿Qué hago?”

“Querido diario vengo a contarte todo el calvario que he tenido que vivir esta temporada. Para empezar he de decir que mi entrenador es, a la vez, mi padre. Esta circunstancia ha hecho que los padres y algunos compañeros siempre me tengan en el centro de todas las críticas. Estas personas no son capaces de entender que tanto, mi padre, como yo llevamos tiempo en el club.”

“Yo vengo subiendo categoría a categoría desde prebenjamines y mi padre lleva entrenando unos cuantos años la misma categoría. Ganemos o perdamos, padres o compañeros siempre tienen la misma frase para dirigirse a mí ‘Dile a tu padre que…’ seguido, generalmente, de comentarios negativos. Entreno tras entreno, partido tras partido. Ya pueden fallar o pasar algo grave con otro compañero que siempre vienen las quejas a mí. Más de una vez, le he dicho a mi padre entre sollozos que no quiero seguir jugando, que estoy harto de todo esto. En cambio, él siempre me ha comentado que iba a ser una temporada dura y larga pero que aguantara.”

“Mi hobby no podía dejarlo por culpa de otras personas. Y, sé que desde el club se ha intentado evitar que esto siga sucediendo hablando con los responsables, pero es imposible; ya creo que lo hacen por simple divertimento. Sin embargo, reconozco que hay días que no dan ganas sino de inventarse diversas molestias para evitar tener que ir a entrenar o jugar para escuchar esos comentarios. ¿Qué hago? Ya yo no sé qué hacer, sólo desear que acabe ya esta temporada y hacer borrón y cuenta nueva.”

Creo que sobra comentar algo de esta situación. Por desgracia es algo que pasa en muchos equipos y que los padres, a veces, sin darse cuenta someten a una presión fuera de límites. Espero que esos padres se den cuenta de lo que hacen y sepan cambiar esos comentarios, que como digo siempre ¡SON NIÑOS!


Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “Desaparece mi club, desaparece mi ilusión”

“Querido diario, hoy vengo a relatarte lo que me sucedió a mitad de esta temporada. Juego en categoría alevín y hasta mitad de temporada pude disfrutar de lo que era el placer de jugar al fútbol, mi ilusión que he tenido desde muy niño.”

“Hace unos meses que el presidente del equipo nos dijo que no podíamos seguir jugando. El día que nos comunicó eso nos cayó como un jarro de agua fría. No podíamos salir de nuestro asombro, por razones económicas del club tuvimos que dejar de la noche a la mañana este deporte. Aquellos compañeros que tenían algo de calidad se los llevó el conjunto del pueblo más cercano; aunque lo de cercano es un decir porque queda algo lejos. Otros, decidieron irse a otro sitio o simplemente no se sentían cómodos jugando y no tenían ganas de continuar. En cambio, yo me he tenido que quedar sin mi ilusión de jugar al fútbol porque no he encontrado los medios necesarios para poder desplazarme a otros lugares donde poder proseguir con mi sueño.”

“Desde entonces no hago sino pasar las tardes encerrado en casa deseando que vuelva una nueva temporada y, con ello, una nueva posibilidad de encontrar un equipo en el que poder disfrutar de lo que tanto deseo hacer, jugar al fútbol. Aunque la verdad es que desde que desapareció mi club, desapareció mi ilusión por seguir jugando.”

Muchos clubs caen en el error de utilizar subvenciones o dinero que se percibe por los equipos de base para utilizarlos con el equipo regional y eso es un error muy grave. El día que el club no tenga dinero y se vea obligada a retirar los equipos se llevarán con él la ilusión de todos unos niños que sólo quieren disfrutar de este deporte.

Para que un regional se sostenga hace falta cuidarlo desde abajo. Los ingresos que se perciben por la base son para gastar en ellos (¡Ojo! No digo que haya que pagar a los niños), pero si es importante tenerlos a todos bien equipados, con algún tentempié en fechas señaladas, los mejores entrenadores, etc. Antes de decidir retirar un club piensen en esos niños que van a dejar el fútbol por ello, porque aunque no lo crean muchos no disponen de los medios necesarios para desplazarse a jugar en el sitio más cercano.


Ayoze Rguez

9 de abril de 2015

Diario de un niño de fútbol base: ¿Por qué tengo que quedarme sin jugar si yo estaba con el chándal puesto?

“Eran las siete de la mañana del pasado sábado, jugábamos en el campo rival a las nueve, con lo que a las ocho teníamos que estar en él. Me levanté a la hora exacta, después de haber puesto el despertador antes de acostarme. Cogí me preparé mi desayuno, mi bolso y me enfundé el chándal. Sobre las ocho menos cuarto y al ver que no los oía despiertos, me dirigí a la habitación de mis padres, los cuales se encontraban durmiendo. Insistí en que se levantarán que se me iba a hacer tarde, a lo que ellos me decían que no me preocupara que los dejara un ratito más que les daba tiempo. Me fui a mi cuarto y me puse a ver la tele. Pasaban y pasaban los minutos y mis padres seguían durmiendo. Cuando eran las ocho y media volví a su cuarto y, ante mi insistencia ya desesperada, se repitió la misma historia. Regresé al cuarto siendo consciente que ya no iba a llegar a tiempo, con lo que me desvestí y me volvía meter en la cama a ver la tele.”

“Mis padres vinieron sobre las diez al cuarto a reñirme porque no les había dejado dormir y a decirme que si los partidos fueran más tarde no hubiese pasado eso. ¡Encima que no se habían levantado ellos la riña me la había llevado yo! Llegó el primer día de entrenamiento y al preguntarle a mis compañeros por el partido me dijeron que no pudieron jugarlo porque habían faltado cuatro niños más y no tenían para completar los siete jugadores. Es decir, por querer dormir algunos padres, incluidos los míos, habían hecho que el partido que teníamos que haber jugado no se pudiese disputar. Y yo digo, ¿Por qué mis compañeros, el equipo rival y yo nos tuvimos que quedar sin jugar porque habían algunos padres que querían seguir durmiendo, cuando todos estábamos con el chándal esperándoles en la puerta?”

Seamos conscientes de que cuando nuestros hijos están en un deporte, llámese fútbol, baloncesto, voleibol, etc., los partidos de base son temprano. Lo que no se puede es mantener al niño entrenando la semana y luego no llevarlo al partido por nosotros querer dormir un ratito más. Después, seremos los primeros en quejarnos de que el dinero que pagamos es excesivo o de que el niño juega pocos minutos. Tenemos que empezar por ser justos nosotros mismos con nuestros hijos. Ya habéis visto como el “querer dormir” arruina la ilusión de cerca de 20 niños que querían ir a un campo de fútbol a pasarlo bien y divertirse. ¿Tener esa actitud es querer lo mejor para el niño?


Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “Yo sólo quiero beber agua”

“Querido diario, voy a contarte un hábito que ha cogido mi entrenador. Resulta que nuestro equipo no anda muy bien clasificado y solemos perder muchos partidos; muchos de ellos por bastante diferencia. Hace un mes, más o menos, jugamos contra el líder y al llegar a la caseta, al descanso, ya nos habían metido tres goles. Cuando me disponía a beber agua el míster nos cogió las botellas de agua y nos dijo que no se bebía agua porque no lo merecíamos. Con las cabezas agachadas tuvimos que soportar todo el ‘sermón’ que nos echó mientras que esperábamos que llegase el fin del descanso para poder beber agua. Llegó el momento de salir al campo y volvimos a intentar beber agua, a lo que el entrenador nos la volvió a negar. Tuvimos que esperar al final del partido, aunque otros aprovecharon pérdidas de tiempo para acercarse al banquillo, para poder beber algo de agua. ¡Con el calor que hacía!”

“Pero ahí no quedó. Hace dos semanas jugamos con el último clasificado que no había ganado ningún partido. Al llegar al descanso ganábamos por seis cero. Cuando llegamos al vestuario fuimos a beber agua y, de nuevo, el entrenador repitió lo mismo que había hecho en aquel partido; no nos dejó beber agua. Alegaba que habíamos estado mal y que no nos lo merecíamos, que cuando hiciésemos las cosas bien ya beberíamos agua. Volvió a repetirse la misma acción que en el partido contra el líder.”
“Siempre que en un partido nos está saliendo mal nos hace lo del agua. ¿Acaso no tiene bastante con echarnos un alegato que lo oyen en todo el campo sino tiene que quitarnos el agua? ¿Si no me dan agua significa que lo voy a seguir haciendo mal? Lo podré hacer muy mal pero lo único que quiero es que me dejen beber agua, que tengo mucha sed”

A los niños nunca se les debe prohibir que beban agua, hagan como lo hagan, sea el resultado que sea. ¿Saben lo malo? Que muchos entrenadores tienen esto como práctica habitual y creen que así están haciendo un bien para ellos. ¿Les gustaría a los entrenadores que les quitarán el derecho a beber agua cuando simplemente salen a correr o hacer algún ejercicio físico?


Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “¿Hago algo bien?”

“Querido diario, hoy vengo a relatar lo que me lleva pasando toda la temporada. No sé si mi entrenador será titulado o no, pero lo cierto es que no estoy muy contento con su forma de entrenar.”
“Los lunes, después del partido, siempre va uno por uno diciendo lo que hicimos bien y lo que no. En mi caso, a principios de temporada, empezó diciéndome que lo hacía bien pero que lo que me salía mal eran los pases en largo. A mediado que iba avanzando la temporada el discurso de los lunes era siempre el mismo, lo único que cambiaba era el contenido de lo que hacía mal. Ya eran tantos los errores que cometía que antes de los partidos pensaba en todos ellos para no volver a fallarle. ¡Tenía ganas de que llegara el lunes y me dijese “lo has hecho bien”!”

“Con esas ganas y nervios afronté el encuentro del domingo pasado. Todo transcurría bien hasta que fallé mi primer pase en largo que di. El entrenador me recriminó la acción a viva voz y repitiéndolo dos veces. Empecé a notar que me faltaba el aire, que mi cuerpo no respondía. Seguí jugando pensando que era algo pasajero pero todo fue a peor. Cada vez que me llegaba el balón fallaba, ya fuese en el pase o en el propio control. Por suerte llegó el descanso y le dije al entrenador que no podía seguir porque me encontraba mal. Sus primeras palabras fueron “¿Cómo que estás mal? ¡Deja de quejarte que eso no es nada!” Pues no me quedó otra que seguir jugando, aunque el entrenador me cambió al poco de empezar la segunda parte porque seguía fallando y él no hacía sino alegar. Al terminar el choque le conté cómo me sentía a mis padres, los cuales optaron por llevarme al médico. Allí y después de relatarle los hechos, el doctor me dijo que lo que tenía era un ataque de ansiedad. Recuerdo que el médico me pregunto si tenía algún tipo de preocupación a lo que le respondí “Es que en el fútbol, ¿Hago algo bien? ¡El entrenador sólo me dice todo lo que hago mal!””

Entrenadores, cuando a un NIÑO se le dice cómo le ha salido un partido o sus errores, ¡hay que decirle lo que exactamente hace bien! No puede ser todo negativo. Este caso se puede ver en los trabajos, sólo cambien al niño por cualquiera de nosotros y vuelva a leer la historia. No los presionemos diciéndole sólo lo que hacen mal, eso conllevaría a que se sientan inútiles. Y hacerle ver a un niño que no vale… ¡ES UN NIÑO!


Ayoze Rguez

8 de abril de 2015

Diario de un niño de fútbol base: “¿Qué no me parto la cara por el fútbol?”

“Querido diario, hoy quiero hablarte de mi experiencia como árbitro. Hace tiempo te redacté los malos hábitos que estaban sucediendo cada fin de semana. Mi objetivo era darte a conocer estos hechos e intentar que alguien reflexionara sobre las cosas que estaban pasando y dar un pequeño toque de atención a que podía ir a peor. Y como me temía, así ha sido.”

“Hace dos domingos fui a arbitrar un partido de alevines con toda la ilusión del mundo. Me levanté bastante temprano y llegué una hora y media antes. Todo iba transcurriendo normal hasta que empezó el partido. El equipo visitante se adelantó muy pronto en el marcador, lo que hizo que el delegado visitante se enfureciera de una manera exagerada. Empezó a protestarme cada acción como si le fuese la vida en ello. Pero no sólo me insultaba a mí, sino hacía comentarios de desprecio hacia los niños. Tan harto que estaba de esta situación que lo acabé expulsando y mandándolo fuera de las instalaciones, no sólo por lo que decía sino por respeto a sus propios niños. A partir de ahí, el partido acabó sin problemas.”

“Una vez que me había duchado y que me disponía a ir hacia el lugar dónde me esperaba mi padre me tropecé con el entrenador a las afueras del campo. Empezó con insultos de todo tipo, a lo que yo me di la vuelta y tomé otra dirección. Esa persona aprovechó que me di la vuelta para mandarme un puñetazo en el pómulo que me hizo caer al suelo. No recuerdo más nada, sólo que me desperté en el hospital con una fractura de pómulo. ¡Y yo que creía haber hecho un buen arbitraje ese día! ¡Y eso que empecé este año! Me parece que ya no voy a arbitrar más porque, con dieciséis años que tengo, ya sé lo que es sentir miedo por un deporte como el fútbol. ¡Y luego me dicen a mí que no me parto la cara y que lo que hago es por fastidiar a la gente! … Y yo ingresado en el hospital…“

Espero y deseo no tener que escribir más artículos como estos. Este mes han pasado varios hechos desagradables en el mundo del arbitraje. Da igual de la categoría que se hable, pero no puede pasar más las agresiones que hemos vivido últimamente. A un árbitro, en Tenerife, le roban en un semáforo, en Las Palmas, agreden a uno joven al acabar el encuentro, en la península un colegiado pierde un bazo… ¡Sanciones más duras! Cambiemos el modelo de “trato a un árbitro”. Creo que sería bueno que se organizarán cosas dónde los propios colegiados estén más en contacto con los clubs, o quizás la solución es lo contrario…lo que está claro es que hay que hacer algo. Eso sí, sin caer en el error de enseñar que el árbitro es “Dios” y luego estamos los demás. Se debería enseñar que colegiados, futbolistas, directivas, afición, entrenadores, etc. están a un mismo nivel, y son personas como el resto.


Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “Cuando una lesión grave pasa a segundo plano…”

“Querido diario llevo tiempo sin escribir por una razón bastante grave que me ocurrió un par de semanas atrás. En un lance fortuito del partido que jugamos en casa contra el líder de la categoría, sufrí una lesión de rodilla. No sé cómo pudo ocurrir, de lo único que me acuerdo es que iba corriendo con el balón por el centro del campo y un rival me entró. Luego sentí un dolor muy fuerte en la rodilla que no podía moverme. Enseguida se paró el partido y mi entrenador vino a atenderme. Al ver el estado que tenía mi articulación decidió llamar a la ambulancia rápidamente; mientras, mi dolor parecía ir incrementando, al igual que lo hacían mis gritos.”

“Recuerdo de estar rodeado de una multitud de gente dándome toda clase de apoyo, pero lo único que deseaba es que me quitarán el agudo dolor. Mientras todo esto ocurría pude medio escuchar como hubo una media tangana entre los padres discutiendo por la dureza o no, de la entrada. Este hecho hizo que todos se olvidarán de que había un niño en el suelo esperando a que llegara la ambulancia y se centrarán en quién tenía la razón y quién no. Fueron momentos de mucho nervio.”

“La cosa no quedó ahí, a medida que pasaba el tiempo y la ambulancia no aparecía el clima de nerviosismo y crispación iba en aumento. ¡POR FIN! Y después de cuarenta y cinco minutos llegó la ambulancia. Ya cuando llegué a la clínica y me vio el médico, me dijo que lo que tenía era el ligamento cruzado roto. ¡Toda una temporada sin poder jugar al fútbol! Y yo pienso… ¿Merecía ese final? ¿Merecía que en mi último partido de la temporada, mientras estaba en el suelo, escuchara como se peleaban los padres por ver quién era el que tenía la razón? Y lo peor, yo siendo un niño ¿Merezco que la ambulancia tarde tanto tiempo? Solo deseo una cosa, ¡NO LESIONARME MÁS!”

Desde aquí quiero plantearles una reflexión ¿Tenemos en nuestro fútbol y en especial, fútbol base, las mejores condiciones para cuando un niño se lesiona? Últimamente, ha habido lesiones graves y la ambulancia ha tardado, mínimo media hora en aparecer. Eso puede ser normal porque depende del sitio que venga, por ejemplo. Es decir, un niño que se lesione puede estar hasta una hora esperando para ser atendido, tenga “un dolor de cabeza fortísimo” o “una rotura de tibia y peroné”. ¿Una posible solución no podría ser que al igual que hay “encargado de las instalaciones” que pone el ayuntamiento, que en los partidos haya, aunque sea un voluntario de Cruz Roja con material necesario para primeros auxilios, y más específicamente relacionado con lesiones vinculadas al fútbol? Lo que si tengo claro es que el actual modelo que tenemos no es nada beneficioso para el fútbol y debemos hacer algo para mejorarlo.


Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “Mis padres no quieren que juegue los partidos”

"Querido diario, hoy muy desilusionado vengo a relatarte algo que me está pasando a mí y, por lo que veo, cada vez a más niños. Tengo unos padres que son algo especiales, pero esta situación se está reflejando en mí día a día. Cada vez que voy a entrenar no me queda otra que agachar la cabeza, coger mis cosas y dirigirme sin motivación alguna al campo. Ya cuando llego a él, lo único que pienso es en que acabe ese martirio para llegar a casa y aislarme de todo.”

“Toda esta situación viene a que mis padres llevan tiempo sin pagar la cuota necesaria para que yo pueda disfrutar de los partidos del fin de semana. Es tanto lo que le deben al club que han optado por prohibirme jugar los fines de semana hasta que ellos nos le den por pagar. Lo peor de todo es que mucha gente sabe esa situación y no hacen sino hacerme comentarios al respecto, empezando por la directiva hasta gente que está por el campo de fútbol "Dile a tus padres que paguen ya". "Tus padres son unos mentirosos". "Dile a tus padres que o pagan ya o te quitamos la ficha". Es que esa es otra, a todos los entrenamientos voy yo solo. Ellos han dejado de pisar el campo desde el momento que se me denegó el jugar los fines de semana.”

“¿Qué dicen ellos a todo esto? Pues cuando se lo digo yo se enfadan conmigo y cuando se lo dice alguien por la calle que me dejen jugar que ya pagarán... y así se pasan las semanas, esperando que alguna vez decidan ir y pagar lo que se le adeuda para poder disfrutar los fines de semana. Siento vergüenza el tener que ir a entrenar y recibir todo tipo de comentarios, encima de tener que irme del entreno sabiendo que no volveré hasta el siguiente entreno, sabiendo que no seré participe de los partidos. Lo que mis padres no se han fijado que con esa actitud están provocando que sea objeto de burla, que en el equipo no me consideren como uno más y lo peor, que ellos mismos me están quitando el derecho a ser niño"

Este artículo va dirigido a todos aquellos que se quejan por el pago de las cuotas. Existen muchos equipos que prohíben jugar a los niños si los padres no han pagado. Si no lo van a pagar piénsenselo dos veces antes de meter a su hijo en un equipo. Pero si no existe ninguna razón por la cual dejar de pagar la cuota sino por simple dejadez piensen en si de verdad le estáis haciendo un favor a vuestro hijo.


Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “¿Estoy dónde quiero?”

"Querido diario, he aprovechado esta época de vacaciones para hacer una pequeña reflexión. A mí, desde que tenía uso de razón, me ha llamado la atención el baloncesto. Cogía y me pegaba horas delante del televisor viendo partidos de cualquier categoría que dieran televisado. También, de vez en cuando, nos reuníamos los compañeros de clase para ir a la cancha del barrio a jugar un rato a dicho deporte. Por ese entonces les decía a mis padres que yo quería practicarlo y jugarlo, por lo que estaba como loco por apuntarme en el equipo del pueblo.”

“Mis padres, muy futboleros ellos, me decían que ese deporte no me convendría, que lo que tenía que ser era futbolista; a pesar de mi negativa a ello. ¡Encima me decían que tenía que ser el próximo Messi o Cristiano! y yo digo ¿Y si no llego a ser un Messi o Cristiano que me va a pasar?”

“Actualmente me encuentro jugando al fútbol y cada vez que tengo entrenamiento o partido lo afronto sin tener ganas de hacerlo. Lo que más ganas me dan es que cuando acaba voy corriendo a casa y me pongo cualquier partido que estén dando de baloncesto. ¡Ahí sí que disfruto! Creo que como siga mucho tiempo en esta situación, dejaré el fútbol por aburrimiento y dejaré de ver el baloncesto por la impotencia que provoca dicha situación. Y yo me pregunto ¿Estoy dónde quiero o dónde quieren?"

No caigamos en el error de decidir nosotros por los niños. No impongamos a nuestros hijos algo que ellos no van a disfrutarlo. Si realmente quieres que tu hijo/a disfrute, deja que ella decida lo que le gusta y lo que no. El decidir nosotros por ellos provoca dejadez en el niño y lo peor, le estamos quitando sus sueños, sus ilusiones, sus ganas de divertirse.

Cuando a un niño le quitas sus ganas de divertirse, automáticamente deja de ser un niño.


Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “Soy un calienta banquillos”

"Hoy vuelvo a abrir mi diario con ganas de contarles lo que he pasado durante toda la temporada. Primero quiero decirles que en mi equipo de fútbol base somos doce jugadores, de los cuales siete juegan de titular y los otros van entrando a medida que avanzan los minutos, o debería ser así. Tenemos dos jugadores que, comparando con la calidad de los demás, brillan por si solos. Este hecho hace que ellos dos tengan un puesto fijo de titular. En cambio, yo soy un jugador que no tiene calidad y, quizás, podría decir que también con algo de sobrepeso. Esta condición siempre me lleva a ser el último en las alineaciones, a ser el que menos minutos juegue o al que haya partidos que ni toque el balón. Y por una parte yo lo entiendo, y es que juego como delantero y hay veces que no doy un pase bien o no tiro entre los tres palos. En cambio, cuando juega mi compañero que es muy bueno, se marca dos o tres goles por partidos y no falla un pase. "¡Ojalá pudiera ser como él! Por lo menos para poder jugar todo ese tiempo."”

Para corroborar esto que les digo les cuento que el partido anterior íbamos ganando por dos a uno y el árbitro nos pitó un penalti a favor. Al partido no le quedaba sino la pena máxima y poco más. Yo me encontraba en el campo y estaba dispuesto a lanzarlo. Cuando el entrenador se percató de lo que me disponía a hacer, mandó a realizar un cambio y me quitó a mí por mi compañero que no falla una. Al llegar al banquillo le dije "Entrenador yo quería tirar el penalti" a lo que él me respondió "El próximo lo tiras tu pero hoy es importante que marquemos este penalti para poder llevarnos el partido" Otra vez más me quedaba con las ganas de poder disfrutar de esas cosas que hacían mis compañeros.”

“¿Sabes qué diario? Que como siga así mucho tiempo creo que nunca aprenderé, lo que me llevará a tener que dejar el fútbol porque no sabré jugar al nivel requerido. Y esta es mi historia que espero que algún día pase de ser un calienta banquillo a uno más de la plantilla"

Seamos conscientes de lo que hacemos con nuestros jugadores. Olvidémonos de priorizar los resultados al aprendizaje en el fútbol base. Todos los niños merecen las mismas oportunidades. La experiencia hace el aprendizaje, sino se le dan minutos jamás aprenderán. Y lo malo, que al niño que le hacemos sufrir lo relatado anteriormente, lo estamos "matando" como futbolista y como niño que va creciendo (haciendo mención a todas sus facetas de crecimiento). No debe haber nada más enriquecedor para un entrenador/padre que sus jugadores/hijos a final de temporada acaben contentos porque para ellos lo más importante haya sido que se han divertido y han aprendido.


Ayoze Rguez

7 de abril de 2015

Diario de un niño de fútbol base: “Mi padre, Mi referente”

“Querido diario hoy quiero relatarte los maravillosos y estupendos padres que tengo. Me siento muy orgulloso de ellos, sobre todo de mi padre, que lo tengo como mi referente futbolístico. Les cuento que mi padre fue un gran jugador de fútbol, aunque nunca llegó a jugar en categorías nacionales. Esto no lo comprendo, porque es tanto lo que él me cuenta sobre las cosas que llegó a hacer (¡Hijo, tienes que aprender de tu padre que con tu edad marcó 100 goles en un año! ¡Con quince años ya estaba jugando con los juveniles y partiéndole la cintura con mis regates a todo el que me venía a quitar el balón! ¡No había nadie que me quitara el balón!), que no me explico porque nunca jugó en el Madrid o el Barcelona. ¡Si parecía que era tan bueno como lo es Messi o Cristiano R!”

“Otra cosa que me gusta de mis padres es ver que cuento con su apoyo desde la grada en cada entrenamiento. Me gusta que siempre vayamos juntos porque luego mi padre, sobre todo, me dice las cosas que se han hecho bien y mal. Por ejemplo, él me suele comentar: ¡No sé porque se ponen a jugar tanto con el balón si en el fútbol está todo inventado! ¡El fútbol es correr y correr! Te vi jugando el partidillo y no regateas ni a un cono, ¡a mí no sales! ¡Mira que te digo mil veces como lo tienes que hacer y nunca lo haces! ¡Así no vas a llegar lejos! Como ya dije, me gusta que mi padre me comente lo que hago mal porque así aprendo de un jugador tan bueno como él y como yo quiero seguir sus pasos...”

“Ya en los partidos es diferente. Al dirigirnos los tres para casa los comentarios que recibo por parte de mi madre y mi padre son diferentes. En esta ocasión ella es la que más habla. Sus palabras casi siempre son: ¿Por qué pitó aquella falta si estabas solo ante el portero? ¡Qué malo era el árbitro! ¿Por qué jugaste tan poco o mucho (dependiendo)? Cada vez que mi madre me hace la pregunta del árbitro le respondo entre risas Mami, ¿será posible que después de tantos años yendo al fútbol no sepas lo que es un fuera de juego? Sobre el entrenador lo que le digo es que él es el que decide y sabe, a lo que me responde mi padre: ¡Qué diantres va a saber él! ¡Cuando yo jugaba no pasaba eso! A eso le siguen una serie de comentarios reprochándome mi juego y repitiéndome lo que debería hacer según su experiencia. Toda la conversación acaba con unas palabras de mi padre a lo que nunca se que contestarle: Ya no existen jugadores como los que habían antes"

Por favor, no pretendamos inculcar lo que a nosotros nos han enseñado porque, primero, los tiempos han cambiado y todo se hace de diferente forma que antaño; y segundo, ¿es nuestro modelo el mejor para nuestro hijo? ¿Quién nos asegura que estamos dándole la mejor educación y formación para que pueda llegar lejos? NO convirtamos a nuestros hijos en lo que nosotros siempre quisimos pero nunca pudimos. Y antes de opinar sobre algo, siempre lo mejor es informarse primero.

Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “¡Qué llegue ya el domingo!”

“Querido diario, con toda la alegría del mundo vengo a relatarte todas las cosas positivas que he encontrado en mi entorno en estos últimos días. Quiero empezar diciéndote que ya mis sentimientos hacia el fútbol han cambiado y para mejor. Esto viene propiciado porque, por lo que antes sufría, ahora lo han conseguido cambiar y todo lo que me rodea no son sino cosas positivas. Uno de esos aspectos positivos, son los entrenamientos. Antes el entrenador nos mandaba a dar vueltas al campo y nos pasábamos la mayoría de la práctica deportiva corriendo, en vez de estar con el balón. Ahora, el entrenador se preocupa que en todos los ejercicios haya balón. Aparte, al principio y al final de cada entreno, nos reúne y hace que hablemos uno por uno sobre el mismo, sobre el partido de la semana pasada o el que tenemos próximamente. En esas charlas todos damos nuestro punto de vista. Otro aspecto positivo es que él, ha pasado de gritarnos cuando hacemos algo mal a decirnos que nos hemos equivocado de buena manera, seguido de una explicación verbal y visual de cómo se debe hacer bien. Nuestro míster siempre nos explica para qué hacemos un tipo de entrenamiento y para qué nos va a servir. Aprendemos mucho con él y todos nos sentimos participes. ¡No hay buenos ni malos!”

“Por último, algo positivo ha sido el entorno. Los directivos del equipo, ganemos o perdamos siempre están con nosotros apoyándonos. Al finalizar los partidos nos dedican palabras de ánimo, apoyo o, simplemente, se preocupan por nosotros. Esa presión que ejercían sobre nosotros al querer que ganásemos siempre ya no existe, con lo que yo me siento más aliviado y puedo disfrutar sin miedo a lo que me van a decir luego. Pero en el entorno también hay que destacar el comportamiento de los padres que tengo. Van a todos los partidos, me llevan a cada entreno y, me ayudan, a poder estar bien en todo momento. Yo diría que son la pieza fundamental, porque al acabar cada partido, cada entreno o si llegan comentarios malos sobre mí de algunos padres son ellos los que se encargan de que todo vaya bien. ”

“Una cosa si tengo clara y es que no soy el mejor jugador del equipo, quizás no sepa ni dar un pase, pro me muero de ganas por ir a cada entreno, a cada partido… Disfruto mucho jugando y noto que mis compañeros también lo hacen. ¡Qué llegue ya el domingo!”


Un ejemplo muy general de un comentario positivo que muchos demandaban. Espero que esto se cumpla con bastante asiduidad y sirva como ejemplo de cómo se deben hacer las cosas.

Ayoze Rguez

1 de abril de 2015

Diario de un niño de fútbol base: “De profesión, ¿Árbitro?”

"Querido diario hoy quiero contarte el calvario que estoy viviendo cada fin de semana. Desde que era pequeño, me diagnosticaron un problema de crecimiento y hasta que no cumpliera los 20 - 22 años no me podían decir si podía jugar al fútbol o no con exactitud. Entonces me asesoré y, como yo quería estar vinculado a ese deporte de alguna manera, comprobé que cómo árbitro no corría mucho riesgo de lesión grave. Con lo cual, mi sueño de estar metido en el fútbol se había hecho realidad ahora con dieciséis años.”

“Llevo tan solo tres partidos como línea de equipos prebenjamines y, como es lógico, acompañado por un árbitro experto. Antes que nada quiero decir que la ilusión que tengo cuando voy a un partido, ya sea de línea, o si me dejan arbitrar alguna parte, es inmensa. Pues bien, todo se derrumba a medida que pasan los minutos del partido. Sin ir más lejos, el otro día, en uno de los encuentros que hice de línea me dijeron de todo. El equipo local ganaba de paliza a los visitantes, aun así, los aficionados (padres - madres) no dejaban de acordarse de mi familia cada vez que les pitaba un fuera de juego o les anulaba un gol por el mismo motivo. "¡Qué pitas hijo...!" "¡Ponte gafas, c...!" "¡Vete por ahí!" "¡Vete a hacer la tarea enano de m...!" y toda clase de insultos habidos y por haber. Pero también la afición del equipo visitante, cuando no les pitaban una falta, repetía los mismos insultos. "¿Pero qué pitas G...? ¡Tú no ves que esos niños son más brutos!"...”

“Por dicha razón mi familia ha dejado de irme a ver pitar, no pueden soportar toda clase de insultos y presión que se ejerce sobre mí durante todo el encuentro. Y eso que digo yo que es prebenjamines, ¿cuándo llegué a un cadete o juvenil que pasará? ¿Violencia? ¿De verdad vale la pena dedicarse a Árbitro? ¿Qué precio estoy dispuesto a pagar por soportar todo eso? Esta pregunta no sólo me la hago después de los partidos, sino en el día a día. Y es que hay algo que la gente no sabe y es que yo tengo que soportar todo esos insultos que hablan de mi padres, sabiendo que al llegar a casa sólo me voy a encontrar con mi padre porque mi madre murió hace unos meses..."

¿Por qué nos metemos tanto con los árbitros (hablo de categoría base que es de lo que trata el artículo)? Un colegiado que empieza es como cuando empieza nuestro niño en prebenjamines. ¿Nos gustaría que el entrenador insultará a nuestro hijo cada vez hace algo mal? ¿Y por qué lo hacemos con ellos? Es más, estamos dando un mal ejemplo a todos los niños que están jugando el partido. Esos chiquillos acabarán viendo como algo normal y totalmente como necesario, ponerse en la grada a insultar. Así se pueden ver como benjamines, por ejemplo, después de acabar su partido se sientan a ver el siguiente y se ponen a insultar al árbitro.


¡ES TRISTE! También debemos de pensar que detrás de ese chico vestido de negro se esconde una vida de la cual no sabemos nada, al igual que pasa con cada futbolista. Empecemos a enseñar a que cada persona que interviene en un partido se merece ser tratado con todos los respetos (desde niños, padres, madres, aficionados, directiva, entrenador, jugador y ÁRBITRO) sino a este paso muchos tendrán que sacar un "máster" en psicología para soportar todo.

Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “Un viaje, una ilusión”

“Querido diario, tengo ocho años y quiero contarles la grata experiencia que tuve el pasado fin de semana. Para empezar, el equipo donde juego quedó campeón de mi isla y de mi categoría. Esto nos dio derecho a participar en el campeonato de Canarias. Para jugar este torneo tuvimos que desplazarnos en avión, ya que, este año se celebraba en otra isla. Recuerdo esa noche previa al viaje que los nervios no me dejaron dormir. No hacía sino pensar en el vuelo y en poder enfrentarme con equipos de otros lugares.”

“Por fin llegó el momento. Los adultos que nos acompañaban tuvieron problemas para poder contener tanta euforia por nuestra parte. Después de pasar diversos controles y comprobar que todo estaba OK nos subimos al avión. Al principio era una sensación de miedo y de nervios porque no sabíamos cómo iba a ser el trayecto ¡Era la primera vez que viajaba! Pasados los primeros minutos de vuelo ya me fui tranquilizando, hasta tal punto, que al final acabé por pasarme bien y querer repetir. Cuando llegamos al aeropuerto cada uno cogió su maleta y nos dirigimos hacia un punto de encuentro. El monitor nos dijo que el hotel se encontraba algo lejos y que teníamos que esperar por la guagua. ¡Nos íbamos de hotel antes del partido, como los profesionales! Estaba exultante, no podía contener tanta ilusión por ese viaje.”

“En el trayecto en guagua, el monitor nos iba diciendo como nos íbamos a quedar en las habitaciones, aparte, de recordarnos las normas de convivencia. Después de una hora, llegamos al hotel. Allí cada uno corrió como loco en busca de su habitación. Cuando encontré la mía, la abrí y aquello era enorme. Puse la maleta sobre mi cama y fuimos al restaurante a disfrutar del almuerzo. Allí nos explicaron que después de disfrutar de la comida teníamos dos horas para estar cada uno en su habitación echándose la siesta o descansando. Luego quedaríamos a la puerta del hotel para ir a pasear por el lugar para conocer un poco el sitio. En ese paseo se incluía una visita al campo de fútbol donde al día siguiente empezaría el torneo.”

“Y… ¡Por fin llegó el día! El Campeonato se disputaba en dos grupos y los dos primeros jugaban eliminatorias para ver quién era el campeón. De este torneo poco positivo puedo decir; quedamos últimos. Pero una vez llegado de nuevo a mi casa, puedo decir, que por todo lo que viví, sentí, disfruté, … por todo lo que hice, por un momento me he sentido un jugador profesional. Es una  bonita experiencia que me ha hecho seguir animando a trabajar muy duro para poder llegar a ser un futbolista de un equipo de élite algún día.”


Los niños, gracias a viajes con selecciones o por los Campeonatos de Canarias, se quedan con las buenas experiencias que les suceden y una cosa muy importante, que aprenden buenos valores que le servirán de mucho en el futuro.

Ayoze Rguez

Diario de un niño de fútbol base: “¿De mayor? Futbolista o cantinero”

"Después de un tiempo sin escribir, hoy vuelvo a abrir mi pequeño diario para contarte lo que estoy viendo hacer a mis padres y, a los de otros compañeros. Para empezar tengo que decir que el mío me lleva a todos los entrenamientos caminando. Cuando llegamos, él siempre va para la cantina mientras yo voy con el resto de compañeros. Hasta ahí todo normal el problema está cuando acaba el entreno.”

“Cuando acabo de entrenar voy en busca de mi padre para ir juntos a casa, pero nunca lo encuentro por la grada sino en la cantina. Al llegar a su lado lo veo con una cerveza en la mano, hablando con otra gente mayor entre risas y yo diría que algo borracho. Entonces me dirijo a él y le comento que ya he acabado y que ya podemos irnos. Mi padre al verme siempre me repite lo mismo ¡Qué pronto acabaron hoy! ¡Ahora nos vamos deja que papi acabe de hablar con este señor! Haga frío, llueva o este soleado, yo voy con mi ropa empapada de sudor a sentarme a esperar a que mi padre decida irse. Por suerte, tengo a un compañero con el que sentarme a hablar de nuestras cosas del cole, del entrenamiento, de la actitud de nuestros padres,... ¿será casualidad que él también se quede más tiempo porque su padre está con el mío en la cantina?”
“Pasado un tiempo le vuelvo a recordar a mi padre de irnos ya, pero su escusa es siempre la misma, lo que esta vez me grita dejándome en ridículo delante de toda la gente que está delante de nosotros. Lo peor es que me alega de una forma que hace ver a los demás que el culpable de esa situación soy yo por acabar de entrenar. Cuando me dice de irnos, le empiezo a comentar si vio el golazo que me marqué o el regate que hice o el pase que di, cosa que él siempre me responde ¿Tú hiciste eso? ¿Cómo pudiste hacer eso si tu compañero es mejor que tú? Con cara de asombro.”

“A mí se me quitan las ganas de decirle más cosas y encaro lo que queda de camino con bastante tristeza y escuchando a mi padre hablar solo debido a su borrachera. Hay veces que, una vez llegado a casa, empiezo a estornudar. Al oírme enseguida mi padre viene y malhumorado me comenta ¡Eso te pasa por ponerte a coger frío! ¡Bien te tengo dicho que no cojas frío! Pero esto no es todo, al llegar mi madre del trabajo, me pregunta cómo me fue y cuando estoy dispuesto a contarle todos los regates que hice, los goles y los pases que di, llega mi padre y le comenta ¡Mira que le tengo dicho que no coja frío y no ha parado de estornudar! ¡Ahora que no se venga a quejar que le duele la cabeza! Y cuando esperaba que mi madre me escuchara lo que le iba a decir, se pone a alegarme por lo mismo que mi padre. Y yo pensando como estarían ahora mis compañeros, los cuales se habían marchado nada más concluir el entreno.”

“Ya cuando llega los partidos ocurre más de lo mismo. En el fútbol nos dice el entrenador que jugamos como entrenamos en la semana, pues con mi padre es igual. Igual que en los entrenos va a emborracharse, cuando llegamos a un partido dónde juego yo él se dirige a la cantina y no sale hasta que nos vamos, o si sale es con el vaso en la mano.”

“Sin ir más lejos, hace dos semanas ganamos uno a cero gracias a un gol mío. No hace falta describir cómo me encontraba al finalizar el partido. Con toda mi ilusión salí de la caseta y los comentarios que iba recibiendo de algunos de los padres de otros compañeros me iban llenando todavía más de ilusión, pero no veía la hora de llegar a mis padres y darles un abrazo. Al llegar a mi madre, me dio un beso y las felicidades, pero quería ver a mi padre. Primero le pregunté a mi madre donde estaba él porque no lo encontraba, a lo que ella me respondió ¿Dónde va a estar? En la cantina. Le dejé la mochila a mi madre y fui corriendo a por él. Al llegar a su posición estaba dentro con un vaso en la mano, como es habitual. Al verlo le grité ¡Papi! ¿Viste el gol que metí? A lo que él me responde ¿Marcaste? ¡No me creo yo eso! ¿Cómo quedaron? Al ver que mi padre no había visto nada de mi partido me vine abajo y me fui a casa pensando en todas esas muestras de cariño que me habían dado los padres de mis compañeros.”

“La semana pasada volvimos a jugar y mi padre, antes del partido, me comentó que hoy iba a ver el partido a ver si marcaba otro gol, que quería verlo. Con toda mi ilusión del mundo jugué ese partido pero no tuve la suerte de poder marcar, aunque ganamos. En este partido estuve pendiente de la posición de mi padre durante todo el encuentro. Al principio empezó sentado de forma tranquila con el vaso en la mano pero a medida que fue transcurriendo el partido, él iba cambiando. Cuando entré en la segunda parte tuve una oportunidad de marcar, pero mi disparo salió rozando el palo. En ese momento pude oír al entrenador y a algunos de la grada gritando ¡Bien, a la siguiente la metes! ¡Qué buena! En cambio pude distinguir la voz de mi padre entre tanto griterío ¡Pero muchacho, aprende a tirar! Comentándolo entre risas. Otro partido más que me iba a casa pensando en los ánimos dados por los padres de mis compañeros.”

“Después de contarte estas situaciones, querido diario, te quiero confesar un secreto. Todas las noches rezo para que mi padre algún día cambie y sea como los padres de los demás ¡Cuánto daría porque mi padre me diera una muestra de ánimo sin tener que recurrir a su borrachera! ¡Cuánto daría porque mi madre se diera cuenta de la situación y al llegar de los entrenos no me alegara a mí! Aunque ahora pensándolo mejor, ¿Quizás sea yo el que soy un niño muy exigente? Lo que tengo claro viendo el ejemplo que me da mi padre y mi madre, cuando sea mayor, sino soy futbolista quiero ser cantinero"


Por favor seamos conscientes del ejemplo que les damos a nuestros hijos cuando los acompañamos al fútbol. Utilicemos las cantinas como un lugar para disfrutar en los descansos de los partidos o para tomarse algo sano al iniciar o finalizar los entrenamientos. No es nada bueno que el niño vea que sus padres van al campo y beben o se emborrachan, o fuman o se drogan. Demos el ejemplo de ser personas sanas y darles toda nuestra atención, sino ¿Qué será de ellos? ¿Ustedes creen que, con ese ejemplo que les acabo de poner, ese niño llegará a algo? ¿Y verdad que nosotros buscamos lo mejor en ellos?

Ayoze Rguez

31 de marzo de 2015

Entrevista a Alba A López Pérez. Psicóloga del Club Baloncesto Unicaja.



1 Para iniciar la entrevista, ¿nos puede hablar un poco de usted?
Estudié en el colegio Las Chapas en Marbella y me fui a Salamanca a estudiar la carrera de psicología. Me decidí por la psicología del deporte y cursé un máster  aplicado de dos años de Psicología del Deporte en la Universidad Autónoma de Barcelona, luego  hice el máster oficial de Investigación en Actividad Física y Deporte en la Universidad de Málaga y actualmente estoy con el doctorado en la misma.
Actualmente soy psicóloga en Unicaja Baloncesto Cantera y docente en una empresa. Soy entrenadora de voleibol en Mijas y jugadora de voleibol en Marbella.

2 Actualmente trabaja para el Unicaja de Málaga, ¿en qué consiste su trabajo?
Mi trabajo consiste en ayudar a los jugadores y entrenadores. Se podría hablar de tres aspectos: el educativo como asesoramiento y apoyo a jugadores y entrenadores; el aspecto clínico para solucionar problemas psicológicos y el aspecto investigador para obtener nuevos conocimientos y seguir avanzando.

3 ¿Cómo es el trabajo psicológico en una semana de entrenamientos?
Depende de la semana. Los jugadores deben aprender determinadas habilidades psicológicas que van poniendo en práctica durante la semana y vemos si les sirve o no. Cada jugador es un mundo y lo que a uno le sobra a otro le falta o lo que a uno le parece fácil, a otro le cuesta. El objetivo con ellos tiene doble vertiente, una la del juego, para que poco a poco vayan rindiendo más y otra el aspecto personal, que se vayan formando como personas y sean responsables de su presente y futuro.

4 Para preparar dicho trabajo, ¿se mira el próximo rival o se trabaja en función al estado "anímico" del equipo?
En mi caso personal aún no he trabajado dependiendo del rival, siempre depende de mis jugadores, de su estado anímico, confianza y activación. Se puede trabajar individualmente o en grupo, dependiendo de la situación.

5 ¿Hay mucha diferencia entre un club de elite y un club no profesional en el aspecto psicológico?
Creo que las diferencias no solo están en el aspecto psicológico, hay menos técnicos, fisioterapeutas, preparadores, etc. Un club de élite tiene la responsabilidad de ganar y un club no profesional debería estar más centrado en la formación de los jugadores, que no quiere decir que el de élite no dé prioridad a la formación. Es evidente que la búsqueda de resultados está más presente en los de élite y es una de las razones por las cuales hay más cantidad de profesionales de diferentes ramas deportivas. A parte, el aspecto económico facilita disponer de más personas trabajando.

6 ¿Qué es más fácil, el trabajo psicológico d un equipo en descenso que lucha por salvarse o el de un equipo líder que lucha por no abandonar la zona alta?
El trabajo psicológico depende del grupo que te encuentres, hay equipos que cuando van arriba se acomodan, otros tienen cada vez más hambre de triunfo y no bajan la guardia. Por el lado contrario, equipos que yendo abajo, luchan sin dejar que se escapen, y otros solo por meter un triple se van frustrando y van contagiándose emocionalmente de forma negativa. Dependiendo de lo que te encuentres, deberás trabajar más una cosa u otra.
Aun así, me mojo, y considero más complicado salir del descenso que la lucha por no abandonar la zona alta. Las consecuencias son peores en el descenso.

7 ¿Qué diferencias hay entre "trabajar" psicológicamente con un chico de 17 años con toda la ambición del mundo y un "veterano" apunto de retirarse?
Por ahora solo trabajo con chicos jóvenes, me encantan los jugadores con ambición y carácter, expresan constantemente con su lenguaje corporal que desean ser jugadores profesionales. Me gusta trabajar con este tipo de jugador, darle oportunidades y canalizar su energía. Tienen todo por delante.
En cambio el jugador a punto de retirarse habrá que conocer qué tipo de retirada y en qué condiciones. No es lo mismo retirarse por lesión, que por finalización de contrato, que por decisión propia, habiendo cumplido expectativas o no, etc.

8 Como psicóloga, ¿Cuál es su éxito deportivo?
Mi éxito ha sido conseguir que poco a poco mi club vaya confiando en mi trabajo. Sigo buscando dicho éxito y estoy contenta de poder ayudar.

9 ¿Cuál es la mejor forma para motivar a un equipo antes de un partido? ¿Y a un jugador en concreto?
Como en casi todas las respuestas, depende. Del equipo y del jugador. Música, imágenes, frases, detalles de manualidades, familia, amigos, etc., hay tantas cosas que pueden hacer que un equipo se sienta en su mejor día…

10 ¿Hasta qué punto es importante la existencia de la música para la motivación?
En mi opinión no solo para la motivación. Para preparar partidos, para aislarse y concentrarse, para relajarse. Si al jugador le gusta la música, ésta servirá para mucho, solo es cuestión de escoger el tipo y momento adecuado.


11 ¿Hasta qué punto considera beneficioso contar con algún profesional de la psicología dentro de un organigrama deportivo?
Un profesional de la psicología del deporte dentro de un club puede facilitar pequeños detalles, detalles con entrenadores, jugadores y demás técnicos. Los detalles mueven el mundo y creo que con nuestro granito de arena, al final la gente lo agradece. Dentro de un club el trabajo multidisciplinar lo considero fundamental y debemos de ir todos a una.

12 Como bien sabe, la situación económica es la que es y muchos clubes empiezan recortando por los cuerpos técnicos, siendo el puesto de psicólogo/a uno de los más amenazados, ¿qué le diría a todos esos/as entrenadores/as que solos, tienen que sacar un equipo adelante ocupándose del tema psicológico, deportivo, extradeportivo, etc...
Los entrenadores/as que llevan solos/as un equipo al completo les diría que si no disponen de esa ayuda, leyeran mucho. Buscaran en internet temas sobre comunicación y liderazgo, temas relacionados con los valores y la educación en el deporte, aspectos motivacionales, etc. Seguro que se motivan al comprobar que pueden mejorar ellos mismos y sus jugadores, y que por qué no, pueden ser más felices ellos con sus jugadores.

13 Ha trabajado en muchas disciplinas deportivas, ¿Cuál es la "más fácil" de trabajar y la "más difícil" desde el punto de vista de su profesión?
Aún no he trabajado en todas las que me gustaría. No hay disciplina fácil o difícil, el deporte a simple vista más sencillo, al conocerlo profundamente se complica. Para cada deportista su deporte es el “más” y debes tratarlo con total respeto. Sea quien sea y se dedique al deporte que sea.

14 Como bien sabe, últimamente estamos viviendo episodios lamentables, sobre todo, en el fútbol base que tienen relación con la violencia, ¿a qué cree que se debe?
En mi opinión, estos episodios lamentables en el deporte, ya sea fútbol o el deporte que sea, es debido a la comunicación y la falta de valores en la sociedad. En televisión vemos constantemente episodios violentos dentro del mundo del deporte y eso los niños lo ven y lo imitan. Por otro lado los clubes deberían responsabilizarse para contar con profesionales para que se den charlas sobre educación y valores  a padres, jugadores y técnicos. Soy una persona preocupada por los valores de mis jugadores, deben ser ante todo buenas personas. Y soy de las que pienso que el deporte te forma y educa, pero siempre con una familia responsable de fondo.

15 A lo largo de su carrera, ¿se ha encontrado muchos casos de jugadores que sufren el maltrato psicológico del entrenador?
Como psicóloga llevo tres años y como jugadora muchos más, en toda mi vida no me he encontrado con nada parecido al maltrato. Si percibiera un maltrato ya sea físico y psicológico, denunciaría.

16 ¿Existe solución a todos estos problemas?
Si, menos a la muerte, claro que sí.

17 Para terminar, ¿Quiere añadir algo que no se haya comentado anteriormente?
Si, CUIDEMOS el deporte y formemos a las personas en VALORES.
“La costumbre es lo que confirma la manera de ser”

Gracias.